
Muchas veces hemos leído y criticado a diversos autores considerando que abordan ciertos temas, sin tal vez, nunca haber vivido la experiencia de lo escrito. Y en este caso los temas relacionados con las políticas de salud pública de nuestro país han sido temas de debates desde las altas esferas gubernamentales, hasta conversaciones de esquina de barrio.
Pues bien, esta vez yo les voy a hablar de las experiencia vivida con el sistema de salud, desde las perspectiva de un Colombiano promedio que soy, que hago mis aportes juicioso y cumplido a dicho sistema. ¿Todo para qué?, para recibir la peor calidad de servicio, considerando incluso atentado contra mi integridad física y la de otros pacientes.
Ardiendo en fiebre y sin poder moverme por mí mismo hago ingreso a la clínica en una silla de ruedas pasadas las 6:00pm. Mi esposa quien me acompaña en todo momento, obviamente es quien se hace cargo de la situación. Lo primero con lo que nos encontramos, una sala de espera llena con más de 30 personas, esperando a ser evaluadas por el famoso TRIAGE, y apenas un médico haciendo dicha valoración. Desconozco la gravedad de las personas que allí estaban, sólo sé que pasados casi 15 minutos, tiempo suficiente en el que sentía que mi cuello ardía y mi cabeza reventaba, fui valorado casi a regañadientes por la doctora que allí se encontraba. Pasados unos minutos más, y al comprobar que tenía 40° de fiebre, la doctora decide pasarme inmediatamente a urgencias, no sin antes hacer la extraña salvedad que "a partir de ese momento, yo ya no era su responsabilidad".

Mencioné hace un rato que ésta vivencia la hago desde la perspectiva de un Colombiano promedio, pues debo decir ahora que mentí, y que lamentablemente en este país si uno no es alguien o tiene poder por algún lado, no consigue absolutamente nada, y menos si en atención en salud se trata. ¿Cual fue mi As bajo la manga? Me hace salir tan solo un poco del colombiano promedio el tener una esposa que es especialista en "Gerencia de la calidad y auditoria en salud", y solo bastara con que ella reaccionara y mencionara esto para que maravillosamente las puertas de urgencias se abrieran a mi atención de salud, mientras que afuera 30 pobres mortales más quedaban a su propia suerte. Sin embargo dicho "poder" tampoco fue suficiente, pues al ingresar a urgencias manifestaron que no había camilla disponible, y me ubicaron en una esquina nuevamente abandonado a mi suerte, aunque ya tenía la esperanza que estando adentro tarde o temprano los médicos de allí tuvieran un poco de compasión de este pobre mortal, que aun seguía con 40° de fiebre, y extrañamente, ni el tan mencionado acetaminofen, había recibido. Para este entonces ya eran casi las 7:40pm.
Al cabo de unos minutos más, por fin un doctor hace presencia en la esquina donde me dejaron a mi suerte, solo podía ver a mi esposa como estaba de entre angustiada y furiosa, y un médico que actuaba como si el tiempo no pasara. Medio se acercó donde yo estaba, sin ponerme un dedo encima, y luego se marchó a su computador, pues tenía que buscar, y leer mi historia clínica y el motivo por el que yo había llegado. Esto lo tardó casi 30 minutos más. finalmente la tan esperada orden de canalizarme y ponerme algún tipo de medicamento llegó. Si, con todo y lo fóbico a las agujas que soy, escuchar que por fin me iban a canalizar, a hacer algo, lo que sea, hizo que lagrimas cayeran de mis ojos de la felicidad, pues el martirio que estaba viviendo con 40° de fiebre y un dolor de cabeza monstruoso, valía para que me canalizaran 1000 veces si fuera necesario. ¡Vah!, a quien pretendo engañar, apenas me pusieron la primera canalización, la angustia por mi fobia, la fiebre y el dolor de cabeza, hicieron que por 4 vez en el día perdiera el conocimiento (si, las otras 3 fueron antes de llegar a la clínica). No sé cuanto tiempo pudo haber pasado, pero al volver en mi, en principio creí que había llegado al cielo, pues solo veía personas vestidas de blanco a mi al rededor, y escuchaba música de fondo, pero luego al percatarme que aún tenía dolor en todas partes, y que la música provenía de un carro a todo volumen a pocos metros de distancia mio, pero fuera de la clínica, me di cuenta que no era el cielo, ni tampoco el infierno, era mucho peor, era una clínica atendida bajo el sistema de salud colombiano.


Cuarto error en una serie de cadena de errores, y aquí si me perdonan no tener la fotografía, pero se había descargado el celular. Siendo las 11:45pm, esa peligrosa esquina donde yo me encontraba, yo no sólo era ocupada por mi enfermo cuerpo, ya eramos 6 los pacientes, que entre sillas de ruedas, y sillas plásticas, nos encontrábamos en el mismo punto. 6 pacientes convalecientes, obstaculizando la salida de emergencia, y en una zona de "PELIGRO RIESGO ELECTRICO", sería material perfecto para una película de Stanley Kubrick, lástima no tenerlo ya entre nosotros para hacerle llegar dicha idea.
Pasada la medía noche, es decir, habiendo acumulado 6 horas sentado en una silla de ruedas y sin haber podido descansar un solo segundo por la incomodidad de todo, aparece un milagro, un cubículo de Urgencias ha sido desocupado, y por ser el paciente de más tiempo en la peligrosa zona, me lo otorgan a mi, nuevamente dejando a 5 pobres mortales a su propia suerte. Lo extraño del caso, o de este milagro, es que tan solo 30 minutos después, aparece el doctor a darme el parte médico y darme de Alta... Simplemente mi esposa y yo, literalmente quedamos PLOP!
Finalmente me dieron salida a las 1:15am del 2 de Noviembre de 2014. Nunca en la vida, había añorado tanto haber vuelto a mi hogar.
Pero muchos de ustedes se preguntarán ¿Por qué no cambiaron de clínica? Creánme, estuvo dentro de la posibilidades, pero si notan, no he dado, ni daré el nombre de la clínica donde fui atendido, simplemente porque sé que no es una situación única y particular. Los medios y las redes hablan todo el tiempo de este desastre de sistema de salud que tenemos. Así que simplemente quisimos evitar el llamado "Paseo de la muerte".
En Colombia si no tienes PREPAGADA, y/o poder, simplemente te abandonan a tu suerte. Mi esposa tiene la fortuna de contar con prepagada, y las veces que la hemos utilizado por urgencias, al llegar a la clínica prácticamente le tienden alfombra roja, pues el sistema está diseñado para ver cómo le sacan más y más recursos a estos usuarios, que por lo general, son a los que más demoran en dar de alta, justamente, por hacer que la cuenta se les incremente. Mientras que los mortales que somos usuarios de EPS, cómo el sistema está quebrado, las clínicas buscan que la atención sea lo más rápido posible evitando un mayor incremento en los costos que ese paciente les genere. Los políticos de nuestro país, tienen la fortuna de contar con prepagada, de allí que ellos no saben lo que nosotros los mortales vivimos y de allí que no hacen nada. Les puedo jurar que en todo el tiempo de espera hubo siempre varios cubículos desocupados. Se las dejo ahí.
JORGE ARANGO CASTAÑO
Psicólogo - Mortal usuario del Sistema de salud en colombia
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