lunes, 3 de noviembre de 2014

La salud en Colombia, un negocio de 'Cuellos Blanco'

Debo comenzar por reconocer, que esta segunda entrada de mi blog ha sufrido diversos cambios. Desde ya tener una entrada lista desde hace una semana, hasta tener que reescribirla por tercera  vez. ¿El motivo?. Brittany Maynard finalmente decidió apagar su vida, y aunque mencioné que contaba con todo mi apoyo, aguardaba la esperanza de que no lo hiciera y como tal ya tenía preparada la entrada en la que hablaba del porqué de esta esperanza mía. Sin embargo debo decir que un suceso ocurrido en carne propia el pasado 1 de Noviembre, me hizo replantear, o mejor dicho, aplazar por una semana, todas mis conclusiones acerca del Caso Maynard, y la implicación de la muerte en la sociedad, para pasar a hablarles de un tema que seguramente nos toca más a todos los seres humanos. "La salud en Colombia, un negocio de 'Cuellos Blanco'.

Muchas veces hemos leído y criticado a diversos autores considerando que abordan ciertos temas, sin tal vez, nunca haber vivido la experiencia de lo escrito. Y en este caso los temas relacionados con las políticas de salud pública de nuestro país han sido temas de debates desde las altas esferas gubernamentales, hasta conversaciones de esquina de barrio.

Pues bien, esta vez yo les voy a hablar de las experiencia vivida con el sistema de salud, desde las perspectiva de un Colombiano promedio que soy, que hago mis aportes juicioso y cumplido a dicho sistema. ¿Todo para qué?, para recibir la peor calidad de servicio, considerando incluso atentado contra mi integridad física y la de otros pacientes.

Ardiendo en fiebre y sin poder moverme por mí mismo hago ingreso a la clínica en una silla de ruedas pasadas las 6:00pm. Mi esposa quien me acompaña en todo momento, obviamente es quien se hace cargo de la situación. Lo primero con lo que nos encontramos, una sala de espera llena con más de 30 personas, esperando a ser evaluadas por el famoso TRIAGE, y apenas un médico haciendo dicha valoración. Desconozco la gravedad de las personas que allí estaban, sólo sé que pasados casi 15 minutos, tiempo suficiente en el que sentía que mi cuello ardía y mi cabeza reventaba, fui valorado casi a regañadientes por la doctora que allí se encontraba. Pasados unos minutos más, y al comprobar que tenía 40° de fiebre, la doctora decide pasarme inmediatamente a urgencias, no sin antes hacer la extraña salvedad que "a partir de ese momento, yo ya no era su responsabilidad". 

Pese a tener la orden para ingresar a urgencias, nunca apareció ninguna persona que me llevara hasta dicho lugar (URGENCIAS), labor que le tocó a mi esposa hacerlo, con todas las dificultades que ello representa. Yo sólo tenía conciencia de lo que pasaba mas no era capaz de mover un músculo y mucho menos hablar. Al llegar a la puerta de urgencias, recuerdo haber ingresado y salido del sitio unas 3 o 4 veces, mientras los doctores de urgencias y la doctora del TRIAGE se ponían de acuerdo en si era verdad o no que yo tenía ya ingreso al lugar, y mientras tanto, yo aún seguía con 40° de fiebre. Finalmente y sin poder entender por qué, me ubicaron fuera de urgencias, donde tuve que esperar al rededor de 30 minutos mientras yo seguía con 40° de fiebre.

Mencioné hace un rato que ésta vivencia la hago desde la perspectiva de un Colombiano promedio, pues debo decir ahora que mentí, y que lamentablemente en este país si uno no es alguien o tiene poder por algún lado, no consigue absolutamente nada, y menos si en atención en salud se trata. ¿Cual fue mi As bajo la manga? Me hace salir tan solo un poco del colombiano promedio el tener una esposa que es especialista en "Gerencia de la calidad y auditoria en salud", y solo bastara con que ella reaccionara y mencionara esto para que maravillosamente las puertas de urgencias se abrieran a mi atención de salud, mientras que afuera 30 pobres mortales más quedaban a su propia suerte. Sin embargo dicho "poder" tampoco fue suficiente, pues al ingresar a urgencias manifestaron que no había camilla disponible, y me ubicaron en una esquina nuevamente abandonado a mi suerte, aunque ya tenía la esperanza que estando adentro tarde o temprano los médicos de allí tuvieran un poco de compasión de este pobre mortal, que aun seguía con 40° de fiebre, y extrañamente, ni el tan mencionado acetaminofen, había recibido. Para este entonces ya eran casi las 7:40pm.

Al cabo de unos minutos más, por fin un doctor hace presencia en la esquina donde me dejaron a mi suerte, solo podía ver a mi esposa como estaba de entre angustiada y furiosa, y un médico que actuaba como si el tiempo no pasara. Medio se acercó donde yo estaba, sin ponerme un dedo encima, y luego se marchó a su computador, pues tenía que buscar, y leer mi historia clínica y el motivo por el que yo había llegado. Esto lo tardó casi 30 minutos más. finalmente la tan esperada orden de canalizarme y ponerme algún tipo de medicamento llegó. Si, con todo y lo fóbico a las agujas que soy, escuchar que por fin me iban a canalizar, a hacer algo, lo que sea, hizo que lagrimas cayeran de mis ojos de la felicidad, pues el martirio que estaba viviendo con 40° de fiebre y un dolor de cabeza monstruoso, valía para que me canalizaran 1000 veces si fuera necesario. ¡Vah!, a quien pretendo engañar, apenas me pusieron la primera canalización, la angustia por mi fobia, la fiebre y el dolor de cabeza, hicieron que por 4 vez en el día perdiera el conocimiento (si, las otras 3 fueron antes de llegar a la clínica). No sé cuanto tiempo pudo haber pasado, pero al volver en mi, en principio creí que había llegado al cielo, pues solo veía personas vestidas de blanco a mi al rededor, y escuchaba música de fondo, pero luego al percatarme que aún tenía dolor en todas partes, y que la música provenía de un carro a todo volumen a pocos metros de distancia mio, pero fuera de la clínica, me di cuenta que no era el cielo, ni tampoco el infierno, era mucho peor, era una clínica atendida bajo el sistema de salud colombiano.

Y muchos de ustedes se preguntarán ¿Cómo que un carro a todo volumen a pocos metros de mi pero fuera de la clínica? Pues resulta que la esquina donde me dejaron abandonado a mi suerte era ni más ni menos que pegado a la salida de emergencias de dicha clínica, y entre el bulloso automóvil y mi maltrecho cuerpo, solo nos separaba una tenue puerta de vidrio. Sin mencionar todas las irregularidades que se pueden señalar hasta ahora, digamos que aquí comienzan las más graves del caso. Primer error en una serie de cadenas de errores. ¿Qué personal, supuestamente capacitado para atender emergencias ubica a un paciente convaleciente en la puerta de salida de emergencia?,  ¿Qué hubiera pasado con mi humanidad si en ese momento en la clínica hubiese habido una emergencia y la orden de evacuar? 

Segundo error en una serie de cadena de errores, Nótese en la fotografía sobre qué está colgada y/o sostenida mis dos bolsa de suero. Si, eso mismo que usted está pensando, es la canaleta por donde pasan cables eléctricos, osea que tras de que no haber cubículos disponibles tampoco tenían trípodes móviles para poner dos pinches bolsas de suero. Tercer error en una serie de cadenas de errores. No solo pusieron las bolsas del suero en un lugar altamente peligroso, no solo me ubicaron en un lugar donde el sentido común de entrada diría que no debe ser obstaculizado por ningún motivo, no les bastó con todo lo anterior, sino que siendo las 10:00pm, cuatro horas después de haber hecho ingreso a la clínica y de estar todo el tiempo en una incomoda silla de ruedas, nos percatamos que el enorme letrero que dice "PELIGRO RIESGO ELECTRÍCO" Es decir, que el sitio donde fui ubicado, por mínimo sentido común no debía ser obstaculizado, sino que además no era apto para que ningún ser humano estuviera allí. Pero como vivimos en un país mancondiano, si, justo allí, yo me encontraba. Ahí si no hubo ni auditora en salud, ni poder humano posible, que hicieran que tan siguiera me movieran de de ese sitio, al menos, a otra esquina, pero que no representara peligro mayor para mi o para alguien más. 

Cuarto error en una serie de cadena de errores, y aquí si me perdonan no tener la fotografía, pero se  había descargado el celular. Siendo las 11:45pm, esa peligrosa esquina donde yo me encontraba, yo no sólo era ocupada por mi enfermo cuerpo, ya eramos 6 los pacientes, que entre sillas de ruedas, y sillas plásticas, nos encontrábamos en el mismo punto. 6 pacientes convalecientes, obstaculizando la salida de emergencia, y en una zona de "PELIGRO RIESGO ELECTRICO", sería material perfecto para una película de Stanley Kubrick, lástima no tenerlo ya entre nosotros para hacerle llegar dicha idea.

Pasada la medía noche, es decir, habiendo acumulado 6 horas sentado en una silla de ruedas y sin haber podido descansar un solo segundo por la incomodidad de todo, aparece un milagro, un cubículo de Urgencias ha sido desocupado, y por ser el paciente de más tiempo en la peligrosa zona, me lo otorgan a mi, nuevamente dejando a 5 pobres mortales a su propia suerte. Lo extraño del caso, o de este milagro, es que tan solo 30 minutos después, aparece el doctor a darme el parte médico y darme de Alta... Simplemente mi esposa y yo, literalmente quedamos PLOP!

Finalmente me dieron salida a las 1:15am del 2 de Noviembre de 2014. Nunca en la vida, había añorado tanto haber vuelto a mi hogar.

Pero muchos de ustedes se preguntarán ¿Por qué no cambiaron de clínica? Creánme, estuvo dentro de la posibilidades, pero si notan, no he dado, ni daré el nombre de la clínica donde fui atendido, simplemente porque sé que no es una situación única y particular. Los medios y las redes hablan todo el tiempo de este desastre de sistema de salud que tenemos. Así que simplemente quisimos evitar el llamado "Paseo de la muerte".

En Colombia si no tienes PREPAGADA, y/o poder, simplemente te abandonan a tu suerte. Mi esposa tiene la fortuna de contar con prepagada, y las veces que la hemos utilizado por urgencias, al llegar a la clínica prácticamente le tienden alfombra roja, pues el sistema está diseñado para ver cómo le sacan más y más recursos a estos usuarios, que por lo general, son a los que más demoran en dar de alta, justamente, por hacer que la cuenta se les incremente. Mientras que los mortales que somos usuarios de EPS, cómo el sistema está quebrado, las clínicas buscan que la atención sea lo más rápido posible evitando un mayor incremento en los costos que ese paciente les genere. Los políticos de nuestro país, tienen la fortuna de contar con prepagada, de allí que ellos no saben lo que nosotros los mortales vivimos y de allí que no hacen nada. Les puedo jurar que en todo el tiempo de espera hubo siempre varios cubículos desocupados. Se las dejo ahí.




JORGE ARANGO CASTAÑO
Psicólogo - Mortal usuario del Sistema de salud en colombia



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