La sesión empezó a las 8:05am como era habitual cada jueves con la misma paciente, de 35 años de edad, que venía atendiendo hace 5 años. Ya conocía la rutina de memoria, ya sabía cada palabra, cada gesto que ella haría, y al mismo tiempo, él ya sabía cada respuesta que darle ante cada gesto y cada palabra de su paciente. Habría sido así durante los últimos 3 años de los 5 que tenía de atenderla. 3 años atrás, él consideró que ya podría darle de alta después de creer que había superado la repentina muerte de su esposo, sin embargo, ante la sensación de un nuevo abandono, ella amenazó con suicidarse, no sin antes acabar con la vida de quien nuevamente la intentaba abandonar. Fue entonces cuando el terapeuta, 5 años después, descubrió que el difunto esposo de su paciente, era también un colega, que la conoció 10 años atrás, intentando superar la repentina muerte de un antiguo novio que tuvo, quien era un estudiante de psicología.
JORGE ARANGO CASTAÑO
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Ene 31 de 2019
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