domingo, 14 de diciembre de 2014

No hay que tragarnos sapos, para alcanzar la paz.


Si bien el principal propósito de la creación de este blog era poder compartir opiniones y reflexiones académicas sobre todo relacionadas con la psicología del Ser, siempre supe, desde la escogencia del título del mismo, (SUJETO, PENSAMIENTO Y SOCIEDAD), me permitiría darme unas licencias para de vez en cuando emitir una nueva entrada, como un 'bonus track' sobre cualquier tema que me inspirara lo suficiente para tal fin, y he aquí el primero de ellos. Definitivamente con motivo a los diálogos de paz de La Habana, los cuales apoyo totalmente que se den, pero sin tener que tragarme ningún sapo.

Hace algunos años me recomendaron un libro, que a mi juicio me parece excelente, y mi esposa asegura que lo pongo en práctica todo el tiempo que se llama “Si… ¿De acuerdo? Como negociar sin ceder” Hoy estoy más convencido que nunca que los miembros de la delegación de Las FARC leyeron ese libro, y los negociadores por parte del gobierno, ni por enterado si quiera de su existencia. Hoy, como colombiano que anhela vivir en un país, al menos sin guerrilla, o sin conflicto armado, me siento en la obligación de intentar por estas líneas, y los medios virtuales, darle una 'ayudita' al Gobierno, y decirles de la existencia de este excelente libro.

Es importante dejar claro desde un comienzo que para nada soy cercano a las políticas y pensamientos del expresidente y ahora senador Álvaro Uribe, insisto una vez más que apoyo totalmente que se estén dando los diálogos en La Habana, incluso apoyo totalmente que se den dichos diálogos en medio del conflicto armado y sin cese bilateral, pues quienes tiene que dejar las armas es la guerrilla, no las fuerzas legítimas del gobierno.

Sin embargo debo decir que ya estoy cansado de ver en los diferentes medios de comunicación la frase del presidente santos de “Para alcanzar la paz, tenemos que tragarnos algunos sapos”. Presidente Juan ManuelSantos, yo que voté por usted a su reelección convencido que los diálogos es el mejor camino, me permito con respeto decirle que no, que no tenemos que tragarnos ningunos sapos para alcanzar la paz, o por lo menos, no los sapos descarados, que nos quieren hacer valer.

Me permito hacer una analogía, incluso gráfica, y de acuerdo al libro que les recomiendo leer, sobre que sapos si debemos tragarnos, y cuales definitivamente serían peligrosos seguir permitiéndolos.


Presidente Juan Manuel Santos y miembros del equipo negociador del gobierno. Si definitivamente hay sapos que tenemos que tragarnos, pues que estos sean basados en una exquisita receta culinaria y para ello un delicioso (y valga decir que me encanta) plato de Ancas de Rana.

Que Alias Romaña y Timochenko viajen o no viajen regularmente a La Habana a negociar, con o sin autorización del gobierno, a mi como Colombiano del común (pero puedo incluir a cientos con los que he conversado del tema), no nos afecta. Este bien puede ser una de esas exquisitas ancas del plato.

Que los miembros negociadores de Las FARC se tomen fotos en yates por el caribe, también hace parte de otra exquisita anca del plato, y así podría mencionar 5 o 6 situaciones más, que realmente son inverosímiles para el trasfondo de los procesos de paz que se están llevando a cabo.

Pero ¿a que lleva toda esta analogía culinaria? Pues muy sencillo, la principal característica, en este caso, de un buen plato de Ancas de Rana, no es la cantidad de batracios que haya en el plato, sino que absolutamente todos, están muertos, bien fritos y con un excelente sabor. Es decir, realmente estos no hacen ningún daño, ni al proceso de paz, ni al país, ni a colombianos del común como yo. Solamente afecta a aquellos enemigos a toda costa del proceso. Sin embargo como para ellos no habrá nada que los satisfaga, más que la terminación del proceso, pues, quedan eliminados de esta analogía por si solos.

Recalcando una vez más que si apoyo el proceso de paz, porque creo que jamás habíamos estado más cerca de lograrlo en 50 años, si debo decir, que como colombiano del común que soy, me indigna muchísimo artículos como el que sacó El Heraldo de Barranquilla el día de hoy, justamente titulado “Los cinco “sapos” que hay que tragarse con las FARC” y que valga decir, no hago esta entrada solo porque un solo medio lo haya dicho. Parte de mi labor diaria, y como buen paisa madrugador que soy, es la de leer, no menos de cuatro medios periodísticos al día, a veces más, todos ellos de diferentes corrientes socio-políticas, justamente para poder hacerme una posición neutral de las diferentes cosas que pasan en el país.

Lo peligroso de estos tipos de sapos que usted, Presiente Juan Manuel Santos, y su equipo de negociación en La Habana nos quiere hacer tragar, y que al parecer usted también está dispuesto a hacerlo, es que, a diferencia del plato gourment descrito anteriormente, estos sapos están todos 'vivitos y coleando', y tal cual como se describe en la gráfica aquí usada, definitivamente van a terminar asfixiando a nuestra amada Colombia, y temo, que tarde o temprano estos sapos, para nada inofensivos, terminen por hacer minar el proceso de paz, al menos de la buena opinión que tenemos aún muchos Colombianos sobre el proceso, que al final, se supone, somos los que refrendaremos dicho acuerdo.

Debo decir que a la larga a mí no me preocupa en absoluto, que un Timochenko, o un Ivan Marquez, o cualquiera de ellos, en un futuro, corto, mediano o largo, sean candidatos a cargos públicos, y que incluso lleguen a ganar. Parte de este proceso implica que realmente tenemos que aprender a perdonarlos, no importa el daño que hayan hecho, y obviamente con las garantías suficientes de que no se volverá a repetir. Bien tenemos el ejemplo de Antonio Navarro, y Gustavo Petro, que no solo han sido reiterativos candidatos, sino que han logrado vencer en las urnas, y también resaltable el regreso a la escena política de Aida Avella (aunque valga aclarar que jamás he votado por ellos, “ni lo volvería a hacer”), en donde los dos primeros fueron militantes de grupos guerrilleros amnistiados, y la segunda como afín a un brazo político de las guerrillas, creado en los 80, como un intento de dejar las armas y pasar al escena pública.

Sin embargo, para que realmente los colombianos (esos del común como yo, y miles más que me rodean) podamos lograr ese perdón que tanto se promulga que debemos tener para el proceso, no podemos seguir aceptando que Las FARC sigan diciendo que son víctimas y no victimarios, que no secuestran, que no reclutan niños, que no son narcotraficantes y que no atenta contra la población civil, entonces, en 50 años de una guerra fratricida, ¿no tenemos nada que perdonarles a ellos y por el contrario les salimos debiendo?  Estoy de acuerdo de que el estado también ha tenido mucha responsabilidad en la guerra, sin duda este también debe pedir perdón y nosotros los colombianos también debemos perdonarlo, pero vemos es una actitud pasiva por parte de los negociadores del gobierno. La paz es importante, pero ¿si vale la pena lograrla a cualquier costo simplemente por lograrla? Presidente Juan Manuel Santos, de corazón, de colombiano a colombiano que quiere la paz, y que apoya los diálogos en La Habana, léase el libro que le recomiendo y haga que sus negociadores, lo lean y lo practiquen, estoy seguro que será una gran herramienta para que se cumplan los objetivos deseados, y es, que en Colombia, por fin tengamos PAZ.


JORGE ARANGO CASTAÑO
Psicólogo.
@jarangoc85
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