jueves, 21 de marzo de 2024

04 CONCIENCIA

A sus escasos 15 años de edad, llevaban varios años de amistad, compartiendo en diferentes espacios del colegio pese a no estar en el mismo salón. Ella conocía todos los secretos de él y él conocía todos los secretos de ella. El padre de ella había fallecido hace algún tiempo, más allá de la amistad que ellos tenían. Ella hablaba poco del asunto y en su casa, al menos en la primera planta, la única que él conocía, no había ningún rastro del fallecido padre. Un día cualquiera, como en toda amistad, hubo una fuerte discusión, claramente él tuvo la culpa y se distanciaron un tiempo. Pasados unos días y aún disgustados, él tuvo un extraño sueño: "Salía del colegio como todos los días, con su uniforme bien puesto, se subió a un taxi que lo llevaría a la casa de su amiga. En el transcurso del viaje, extrañamente sus vestimentas cambiaron, ya no tenía su bien puesto uniforme, sino unas ropas viejas, sucias y rotas, bien parecía un pordiosero. Al llegar a su destino en el carro, se bajó y encontró la puerta de la casa de su amiga abierta, pero no había nadie en ella. En la primera planta veía todo igualito a como lo recordaba, pero no había nadie allí. Decidió subir al segundo piso y una vez llegó, lo estaba esperando un señor con un prominente bigote, vestido impecablemente con saco y corbata negro, que al verlo, empezó a reírse a carcajadas y en torno burlesco por el aspecto sucio y pordiosero que presentaba. El sujeto no paraba de reírse y burlarse cuando de repente, despertó de su sueño"... Unos días después, los amigos hicieron las paces y aparentemente todo había sido como antes. Él recordó el sueño que había tenido y decidió contárselo a su amiga, la cual, al finalizarlo, ella tenía una cara de preocupación, tristeza y espanto. Le dijo que lo esperaba en su casa apenas saliera del colegio. Cuando él llegó a la casa de su amiga, ella seguía pálida y no mencionó palabra alguna, llevó a su amigo a la segunda planta de la vivienda, la cual nunca había ocurrido, y cuando llegó a su destino, ya los pálidos y preocupados eran dos. En la primera pared que recibía el fin de las escaleras, había un cuadro de un señor con un prominente bigote e impecablemente vestido con saco y corbata negro. Ella le dijo, 'ésta esa única foto que conservo de mi papá'... Él nunca había subido y visto esa foto en su vida... 


JORGE ARANGO CASTAÑO 
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Feb 15 de 2019

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