Eran las 4:37pm y no aguantó más. La última discusión que tuvo con su jefe hizo que el agua rebozara el límite de su paciencia y tranquilidad mental, y un frasco entero de tramadol posaba en sus temblorosas manos, cargadas de ira. Ya tenía problemas en su casa, a sus 19 años, siendo la hija mayor, recibía el rechazo permanente de su padre y el notable favoritismo hacia su hermana, del medio, de 3 en total que eran. A los 16 años la echaron de la casa, pensando que había perdido la virginidad con su novio, cosa que aún no había ocurrido, pero que al salir de su casa e irse a vivir con él, fue inevitable. Dos años después, su novio la terminó y la devolvió a la casa de sus padres, un nuevo rechazo en su vida y este se había conseguido ya, una nueva pareja, y ella no había podido superarlo, por eso, al discutir con su jefe por algo que ella consideró injusto, se sintió nuevamente rechazada y no quería uno más en su vida, concluyó que ya nada valía la pena. Abrió el frasco como pudo en medio de su rabia y dolor, lo acercó a su boca y...
Alcanzó a beber casi tres cuartas partes del mismo cuando una compañera de trabajo de percató de lo que estaba ocurriendo. Ella reconoció el frasco a la distancia, porque una vez la habían medicado con el mismo, y cuando vio el exceso que estaba ocurriendo salido a toda velocidad a auxiliar a su compañera de trabajo. 3 semanas después de lo ocurrido, todos siguen acongojados por la situación. Aunque alcanzaron a llevarla con prontitud a la clínica, fue inducida en un coma cerebral y nadie sabe cuanto tiempo estará en esa situación.
JORGE ARANGO CASTAÑO
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Ago 29 de 2019
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