Él, se alistaba con su uniforme negro, ella se ponía un conjunto de sudadera gris y se hacía una cola de caballo en el pelo. Él alistaba sus elementos de dotación, ella empacaba sus utensilios del día de hoy. Él estaba en formación escuchando instrucciones de sus superiores, ella se reunía con sus colegas revisando las rutas y el plan. Él llegó al punto de control donde le ordenaron vigilar, ella con sus colegas empezaban a caminar y gritar arengas. Ella y sus colegas llegaron al punto de control donde él se encontraba. Los ánimos se caldeaban cada vez más. Él estaba en posición de defensa, ella avanzaba como si nada la fuera a detener. Se encontraron frente a frente, ojo a ojo, sincronizando sus respiraciones, y solo bastó 3 segundos de este tensionante encuentro para que la combustión ardiera. Ambos quedaron enceguecidos y no había razón que mediara ante el instinto primitivo que allí primaba, era el fin para ambos, para todos. Para ambos, porque se dieron cuenta que todo aquello que estaba pasando no tenía ningún sentido y la combustión que se generó entre ellos minutos antes, no fue más el actuar de un travieso cupido, que decidió en ese instante unir dos vidas. Terminó para todos, porque él y ella decidieron abandonar a su suerte a ambos grupos con quienes estaban y partieron, agarrados de la mano, a iniciar una nueva vida juntos.
JORGE ARANGO CASTAÑO
Todos los derechos reservados
Nov 21 de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario