¿Cómo olvidar aquel primer día que la vio? Se preguntaba mientras avanzaba el vehículo que lo transportaba hacia la prisión de la ciudad, donde pasaría los próximos 22 años de su vida. Aquel primer día que la vio, ni siquiera cupido alcanzó a hacer su labor. Había quedado inmediatamente hipnotizado con la magia de su sonrisa y movió cielo y tierra para llamar su atención y poder conquistarla. Y lo consiguió. Pero al cabo de un tiempo, él ya no quería que la magia de esa sonrisa hiciera efectos en otros, sino que fuera algo único y destinado para él. Comenzaron las discusiones, las peleas, alzadas de voz, revisión de celulares y redes sociales, etc. Pese a los malos momento que ahora él le hacía pasar, el brillo de su sonrisa no desaparecía nunca, y ella creía que su comportamiento muy pronto cambiaría y la aceptaría como ella realmente es. Él, desesperado por la situación y enceguecido por los celos, consideró que si no podía tener esa sonrisa únicamente para él, entonces nadie más la disfrutaría, incluso privándose también él de la misma. Así pues, una noche, cuando ella llegaba a su encuentro, sin saber lo que le esperaba, él la tomó por sorpresa, la inmovilizó, y con un ácido industrial que había conseguido clandestinamente ese mismo día, se disponía a borrar para siempre cualquier rastro de magia que pudiera desprender de sus labios sonrientes. Sin embargo, la fortuna estaba del lado de ella. La persona que le había vendido el ácido industrial había quedado con algunas dudas sobre la persona, que sospechó le había dado información falsa a la hora de declarar el uso del mismo. Así que llamó inmediatamente a las autoridades y lograron dar con el sujeto antes que lograra su cometido. Ella agradecida con su ángel guardián, solo pudo dedicarle una leve sonrisa, el cual quedó inmediatamente hipnotizado y desde entonces tienen una fuerte relación de pareja. ¿Podrá resistir él compartir la magia de su sonrisa con otros?
JORGE ARANGO CASTAÑO
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Jun 20 de 2019
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